Dime lo que comes y te diré quien eres. Esta frase sería el subtítulo perfecto para Raw. Una chica vegetariana entra a la facultad de veterinaria y termina comiendo carne a un nivel que hace que Anthony Bourdain parezca un vegano nivel cinco. La película es decididamente sangrienta y desagradable. Muchos dejarán de verla en las primeras escenas de los rituales de iniciación de la facultad que son bien abusivos y perniciosos. Quienes sigan viéndola vivirán un crescendo de brutalidad. Cuando la cosa parece ya bastante extrema la historia nos lleva a simas impensadas de perversión sanguinolenta y encarnizada. En algún punto los espíritus sensibles, los vegetarianos y la mayor parte de la gente normal habrán apagado la pantalla, muchos después de haber vomitado. Hay que ser muy sádico, o muy masoquista, para llegar al final de esta obra maestra del género gore. Eso si la música es excelente y acorde a lo que se va viendo. Después de Raw es imposible no tener una nueva perspectiva del carpaccio.